Te montaste en el viento y el
Viento volvió sin tu cuerpo
Nunca tu olvido aromó una
Promesa
Nunca incumpliste el
Deseo de una letra
Fuiste tu propia caricia
Tu propio sahumerio
Tu trago de fuego en el
Bar de la tinta
Tus ojos existen aquí en tus
Palabras
Tus manos conmueven las
Cosas
Tu risa construye escaleras
Tu fuerza aun pronuncia
Humedades
Estás donde nadie
Donde todo es silencio y
Calladas espigas
¿Dónde tus huesos, poeta?
¿Dónde tus ojos bendicen palabras?
Ya no respondas
Deja que el viento
Aquel que exilio tus latidos
Confiese y comparta el remanso
En que habitas
Y que sea tu pasión
Tu manojo de musas
Las letras que tomen tu mano y
Te sienten aquí en su regazo a
Escuchar lo que un día escapo
De tu cuerpo
Tu poesía
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