miércoles, 30 de julio de 2008

» ― ¿En qué país estamos, Agripina?

Nos hemos rebelado contra el gobierno y contra ustedes porque ya estamos aburridos de soportarlos. Al gobierno por rastrero y a ustedes porque no son más que unos móngrigos bandidos y mantecosos ladrones. Y del señor gobierno ya no digo nada porque le vamos a decir a balazos lo que le queremos decir.

JUAN RULFO (Pedro Páramo)



» ― ¿Dices que el gobierno nos ayudará, profesor? ¿Tú no conoces al gobierno?
» Les dije que sí.
» ― También nosotros lo conocemos. Da esa casualidad. De la que no sabemos nada es de la madre del gobierno.
» Yo les dije que era la Patria. Ellos movieron la cabeza diciendo que no. Y se rieron. Fue la única vez que he visto reír a la gente de Luvina. Pelaron sus dientes molenques y me dijeron que no, que el gobierno no tenía madre.

JUAN RULFO ("El llano en llamas". Luvina)

sábado, 26 de julio de 2008

Luna

Quién creyera después de esta luna
Que en muy pocas horas surgirá algún
Sol que se atreva a borrarla
Quién creyera que en estas palabras
Se encuentra un luna rodeada de noche
Quién las leerá bajo un techo sin luna?
Quién las leerá bajo un foco desnudo?
Sé que mañana estos versos serán de
Otros ojos y de otras estrellas
Sé que mañana estas letras querrán
Encontrarme y verán tu mirada
No será cielo el que observen arriba
Pero sí una pupila repleta de luna
Quién creerá que estoy solo escribiendo
Estos versos?
Quién creerá que esta luna
Me duele a lo lejos?
Aún más distante del ser que me duele

viernes, 18 de julio de 2008

LOBOS

Ya no combatas,
no te destroces cargando contigo mi alma,
tú perteneces al clan de los justos,
yo pertenezco al crepúsculo negro.
Déjame aquí confinado en el humo,
déjame entrar al rocío de los lobos,
mira la luna tomarme del brazo y llevarme con ella,
no forcejees con la niebla la luz vampiral
de estos ojos que estacan los tuyos.
Oyé el aullido del viento furioso,
corre a esconderte, mi amor,
corre a esconderte de mí y la jauría.
Huye del pétalo negro en mis lúbricos labios,
ellos son fauces provistas de muerte.
Huye del cuervo en mi pecho,
él ha cegado al barquero que cruza en mis venas.
Corre, corre con todas tus fuerzas,
llévate lejos tus poros lascivos,
ten mucho miedo al chacal que olfatea tus caricias.
Ve sobre ti las libélulas negras,
quieren también saborear tu erotismo.
Déjame solo lidiar con las sombras,
yo sé enfrentar la jauría que se aviene,
corre, mi amor, huye de mí y la jauría,
pronto habrá un sol que asesine a estos lobos.


martes, 15 de julio de 2008

AHÍ ERA LA TIERRA

Sí, ya voy recordando el lugar y las voces,
mira, aquí, justo aquí daba giros la luna,
así la llamaban: la luna.
Ahí era La Tierra, ahí en ese espacio podías
respiras un azul y una luz como sólo en leyendas.
No, no exagero, había amanecer y un insólito ocaso
a la puesta de un sol justo allá a donde apunto.
Sé que suena imposible, lo admito, pero sé que así era.
Había áreas de tierra entre el mar de unas aguas
plagadas de vida.
Todo orbitaba en siluetas de añil y bronceado,
aquí había una espuma de azahares de nubes,
sí, aquí era, recuerdo el sinfín de milenios viajando
a la luz de una luna inmovible.
Recuerdo a La Tierra infestada de ríos,
no miento, aquí en los extremos les juro cundían
los glaciares y el oso y la foca y el suelo eran blancos.
No deben reírse, les juro que aquí había una esfera
llamada planeta, les juro que aquí era desierto,
allí eran los bosques, acá era la selva.
Sí, si había dinosaurios y pulpos marinos,
había tiburones, koalas, bacterias, canarios y tigres.
¿Árboles? ¡Desde luego! Millones y millones circundando
la burbuja. ¿Flores? De todo el color existente, de todas
las formas, de todo el aroma. No miento, lo juro.
Aquí en el vacío flotaban las formas, la lluvia, las rocas,
los vientos. Shhh, aún puede escucharse el sonar
de ballenas, shhhh, es el juglar de un lamento,
son alejandrinos de las aves y sonetos de elefantes.
¿Voces? ¿Voces humanas? No, yo no las percibo, deben ser
voces de plantas o voz de volcanes. No voces de seres.
No, no logro escucharlas.
(Pero sí podía hacerlo, fue necesario fingir mi sordera como
fue inevitable impregnar mi nostalgia ante el eco inminente
del cruento homo sapiens. Sí, ondas de amor deambulaban
en vano, música suave inundaba el vacío, un blues nocturno
evocaba smog negro. Sí, un rumor triste meneaba el recuerdo.
Pero cómo decirles que aquí hubo fronteras, cómo explicar
la presencia de bombas, la extrema pobreza, la hambruna,
el miserable racismo. Cómo explicar que los hielos se fueron,
que los ríos se secaron y el hombre murió envenenado en su
propio y total egoísmo, idiotez e impotencia).



Fausto Vonbonek (Julio 2008)

miércoles, 9 de julio de 2008

MATINAL

Te forjé a base de sueños,
un sueño tras otro,
como un despertar
sin tenerte a mi lado,
como un sueño inerme,
como un rostro en vano.
Y hoy que apareces,
y hoy que hay palabras
que son existentes,
soy sólo un verso,
soy sólo un hombre
en un cosmos sin freno.

La bandera más bonita:

¡Y hemos ganado mis fieles paisanos! … y sin embargo no es cierto, o al menos no es nada que erija el apego vital entre seres humanos y pueblos. Sólo es verdad que el llamado a amparar nuestros lábaros patrios logró despertar un furor desmedido a jamás aceptar que otras tierras nos venzan. “20 minutos” fue el diario español promotor de este drama de ondeares y astas, donde por 48 días se emitieron más de siete millones y medio de votos repartidos en múltiples patrias que lejos quedaron de un México pleno de gente entusiasta que pronto tejió una gran red de patriotas que fueron descartando una a una banderas ajenas al águila azteca y en una escalada ejemplar ostentamos el premio obteniendo con ello el derecho a decir que tenemos la bandera más bonita del planeta. No cabe duda que somos ingenuos, y conste que adoro a mi patria, pero quiero expresar que es insano enfrentar los matices que envuelven conceptos, valores e historias que fraguan las coherencias de los pueblos. Yo pienso que hay ciertas esencias que deben jamás enfrentarse, ¿Cuántos trillones de muertos arroja hasta ahora un planeta dividido a través de su tiempo por encuestas religiosas que enfrentan sus libros, profetas y templos? La potestad de la guerra se escuda en conflictos que suplen el juicio por lábaros patrios que envuelven en tumbas. No quiero ser agrio y quizás ignorar que se trata únicamente de una encuesta inofensiva de Internet. Pero no puedo a su vez excluir que enfrentar las deidades del hombre provoca desastres y también dividendos cuantiosos cuando hay la pasión de por medio. La FIFA lo sabe y por ello factura fortunas pasmosas. La pasión de meter un balón en las redes contrarias despierta lo mismo en la calle que en Wembley la risa o el llanto. Hay una fina membrana que divide la catástrofe del gozo.
¿Quién no recuerda la escena en que Katy Jurado le grita con ira a su hijo al llegar de la calle maltrecho? ¡¿Quién te pego?! ¡Dime quién te pego! La trama concluye en venganza y por ello en desdicha. Así es la pasión que detona en la sangre ese toro de lidia al mirar que golpean algo nuestro. Por eso se siente tristeza al mirar que apalean a los verdes, y a nadie consuela saber que a lo lejos se desplaya antagonismo. Yo no voté por ninguna bandera, todas son bellas y todas contienen un mucho o un poco de gloria y de sangre. Para mí no cabe duda: la bandera más bonita del mundo es aquella que abate las armas. Sea un trapo roto o una sábana vieja blandiendo su blanco al final de una escoba.


jueves, 3 de julio de 2008

Lectura obligada



De nuevo me ha atrapado la prosa sabrosa que teje en sus novelas el autor de “La sombra del viento”, me refiero al escritor barcelonés Carlos Ruiz Zafón. No es golpe de suerte que ese bestseller haya de pronto superado los 10 millones de ejemplares vendidos, sino el mérito absoluto de un escritor que ha sabido tejer las palabras empleando unos ganchos de tinta divina que hace crochet las palabras y envuelve al lector en un suéter que súbitamente se convierte en un ropaje predilecto.
Ruiz Zafón tiene el toque de magia exclusivo que ofrenda tan sólo a unos pocos la signora bella que simboliza la literatura.
Ahora que tengo en mis manos “El juego del ángel” he descubierto desde la página 1 que ya no podré despegarme hasta posar mi mirada en la 667. Así de exquisita es la obra que ofrece Zafón en su saga sustentada en personajes que pueden mirarse y oírse y tocarse. De pronto uno vuelve a perderse en la densa penumbra del hálito añejo que da el reencontrarse con el ya legendario Cementerio de los libros olvidados.
“El juego del ángel” convida a su hechizo, tantos elogios no pueden ser gratis, su lectura se funda en un tiempo que borra el deseo de adelgazar el grosor de unas páginas plenas de encanto.
Las horas se pierden en un laberinto que bien nos las trueca por tramas, recuerdos, historias, amores, conflictos, pasiones, deseos, visiones y espíritus grises. Todo en un ambiente que revuelca la paz y la guerra y confunde el latido y la sangre en el pecho de un lector que ya no late en sí mismo sino dentro de la humanidad expelida por el cuerpo de los personajes.
No voy a incurrir en el truco de darles fragmentos, mejor los invito a que adquieran “El juego del ángel”, pero antes: por favor, lean “La sombra del viento” y no se sorprendan si nunca lo olvidan.