domingo, 12 de julio de 2009

Oda al agua

En el centro del sol
una gota de ti simboliza universo.
Eres azul porque lavas en ti las
cesáreas del cielo.
Pero también eres clara como
agua divina.
Eres lozana substancia que logra rendir el
insomnio en la roca y cubrir de caricias
la novia en tus fondos.
Eres heraldo del ángel dormido en las
algas azules.
Vences el fuego asfixiando serpientes.
Das a las olas sus óleos de espuma y
después las revives y en ellas reencarnas.
Únicamente tu boca ha besado el amor que
ha dormido en tus ríos.
Eres la gota de tinta que inventa un
idioma en los átomos ebrios.
¿Cómo nombrarte sin luego decir que existí en
tu placenta?
De un hato de estrellas desciende tu aliento al
orgasmo del brillo, porque en ti cada nube ha
engendrado el vapor que socava el infierno.
Agua te nombro y te nombras tú misma.
Agua de Asbaje, agua de luz, de marfil,
de moliendas.
Agua extranjera, agua de Europa, de Dios,
de mil pozos.
Inalcanzables tus piernas bordean el encierro.
Toda tu piel es de tersa escafandra al
amparo del tiempo.
De hielo es el sueño de un Circe en silencio que
ostenta guardarte.
Un duelo de perlas diamantan tus ojos.
El sol siembra en ti sus luciérnagas rotas.
Tú te deshielas en fábulas blancas que aprenden
las letras que irán a ser lluvia.
La historia te exhala en un geiser de niebla y entonces
compartes tu libro de abismos, de monstruos,
de barcos hundidos.
¿Qué mascarón pinta el árbol flotante en la sombra del
cielo?
Abres desnuda tus brazos y das luz al hombre en
lejanos orientes.
Bañas en ti el horizonte en desalma y lo instruyes la
noche en que enciende sus venas.
Inmaculada tu voz de sirena hipnotiza los vientos.
Alzas tu mano y ordeñas las ubres que oculta la luna.
Tienes prudencia de sólo mamar una pinta de estrellas,
porque basta una gota de súbita leche y despierta el
dragón cuyo aliento es la hornilla que cuece agua nueva.

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