miércoles, 22 de febrero de 2012

Rubato Post Mortem



Mi padre ya muerto asistía puntualmente a sus clases de piano
Y era tal su fantasma y de tal magnitud sus desmanes que en lugar de asustarnos
llenaba de insomnia y de notas discordes la casa embrujada
—La muerte le asienta perfecto —decían las paredes hablando muy quedo—.
Y mi padre penaba por toda la casa dejando una acérrima estela disuelta en el frío
Su tozudez fue ganando amplitudes
Ya no era posible ignorar la avidez postergada
Hicimos un cónclave y un ultimátum 
No hubo humo negro —por suerte—. Pero sí un huracán que barría los fantasmas
Yo mismo escuché cuando Frédéric dijo a mi padre:
«Ya todo está bien, vamos luego a ensayar para siempre»
Y mi padre calló para toda la muerte.

© Fausto Vonbonek

2 comentarios:

  1. Amigo, Fausto. Hermoso, el piano me rcuerda al pianista que estaba en mi casa.1 abrazo, lurds.

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