La soledad es un blue doloroso,
tres veces te canta y
tres veces la niegas.
Ella es así,
femenina,
curiosa,
mujer mal amada.
La soledad se conquista,
ella es la prebenda en la
sangre sin eco.
No confundir ―por piedad―
soledad con el justo castigo que
dicta el espejo.
La soledad se conquista,
ella es privilegio de aquellos
mortales que visten sus ruinas
de harapos palacios.
Ay, cuanto bien respirar el silencio,
podar su canción y exhalar tras
la espina un aroma de rosa marchita.
Sí que es un privilegio conquistar la soledad. La paradoja es que una vez conquistada, suele compartirse a través del amor.
ResponderEliminarTe amo, con nuestras soledades!
Lilyán
Amor, la soledad -como lo he compartido contigo- es un duelo entre el hombre y sus muros. La soledad se refugia en las cosas, y vende muy caro su rostro y su espacio a los seres que no la merezcan. La soledad remunera a las almas que saben portar y guardar los secretos que a solas murmura. (Yo también te amo)
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