viernes, 19 de diciembre de 2008

Sentimiento navideño:


También yo me uno a este ambiente de fiesta y de luz familiar que nos brinda diciembre. Digamos salud y encendamos la fogata que mantiene el calor en el frío de la sangre. Navidad es nacer y adentrarse en la dicha de ver en los días crecer nuestras auras. Cualquier tiempo es bueno si existe un latido, y en esta gran pauta de abrazos, familia y festejos se siente la fiesta que da al corazón el matiz de ese amor tan vital que ostentamos y que es fundamental el compartir. Navidad es en sí la humildad del ejemplo. Yo deseo que en cada familia, en cada pecho, en cada rostro, en cada mirada se encuentre esa magia que dan estas fechas. Irrumpamos de sonrisas el preámbulo a las fiestas y que cada día futuro (incluyendo el presente) sea de salud, plenitud y de logros. Un abrazo profundo, los quiere: Fausto Vonbonek.


Feliz Navidad !

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miércoles, 17 de diciembre de 2008

Altiplanos

Vivo de eso,
de pulir con la estopa la inhiesta agresión
del espacio en despecho.
Y es que quién limpia este cielo del polvo
pasado, quién abre ante el sol el desliz de la
sombra, quién besa el río.
Pienso y encuentro también que el pensar es
un otro distante que piensa en aquél que se
encuentra aquí mismo.
Dónde se encuentra es la fuente que engendra
el relámpago dios en que nace la idea, la rosa
que pare los pétalos nuevos de un rojo que
nunca equivale a una sangre.
El cielo es también el jardín más boscoso,
es justo en él donde el ave que aún vuela
destina su muerte en el páramo humano.
Y es que los pájaros bordan su vuelo en el
sueño del hombre, sueño que piensa,
sueño que anida en la nube más cerca a la
lluvia de olvido.
Los picos que emigran moldean el buril que
carcome el silencio que brota en las casas,
que emerge en las frentes, que fluye en los
llantos que vuelven a casa.
Ay, qué infinita tristeza se queda enjaulada en
el ángel sin alas
Así el pensamiento que corre a buscar su
gemelo distante.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Cronoambivalencias

             Sucede que el mundo jamás se detiene a pensar en el tiempo, sólo gira en un eje llamado destino y va hilando los días, los años, los siglos. El tiempo lo tejen las aves y el río interminable de nubes y sombras, ellas emigran llevando en sus picos la luz peregrina que alumbra y disuelve las nuevas auroras. Cada cometa regresa a su cita a esculpir una muesca en el rostro del hombre. El tiempo no gira, el tiempo es un ojo invisible en la cósmica faz del gigante a los lejos. Luchar contra el tiempo es luchar contra el río que lleva en nosotros la sangre hacia el pecho.
             Yo soy aliado del tiempo, soy uno más en su ejercito diario, él representa el Aquiles perfecto, el sempiterno talón de los héroes pasados que acuñan sinfín un milenio tras otro como una pirámide nunca acabada. Lidiar contra el tiempo es un acto cobarde, el tiempo es el grano de arena en que moran revueltos los mares del mundo, ¿cómo encontrar ese arcano ilusorio en el polvo infinito? El tiempo es ajeno al espejo, el tiempo es aliado de aquellos que suelen mirarlo a través de la espina que son los silencios, los miedos, las dudas eternas.
             No existe montaña en la honda del hombre que pueda incrustarse en la frente del tiempo. Sí hay diferencia en los rostros del tiempo, uno es el tiempo en la oruga friolenta enramando sus alas, otro es el tiempo en el bruno botón matizando el carmín de los pétalos nuevos, otro es el tiempo en la espuma salada que borra las huellas, otro es el tiempo que esculpe en la roca el volar de los astros.
             Otro es el tiempo del hombre, uno distinto al crepúsculo rúbeo que alumbra la flor en las tétricas fauces. Ese yo elijo ocultarlo como un Odiseo que todo sufraga. Ese ese es el tiempo que asiento en un noble paraje como un albornoz que protege el recuerdo. Allá confecciono una ermita de sueños que son mi templanza. Allá es donde viajo de forma invariable a brindar una hogaza de arrojo, una grupa de aliento, un sorbo de letras, ese es el tiempo que el dios de ti mismo reclama en tus huesos. Ese es el tiempo que vive latiendo en las venas indemnes que secan el llanto. Ese el tiempo que ofrece un café cuando llegas cansado a la cueva nocturna. Ese el tiempo que usurpa mi tiempo.
             Nuestro tiempo es ahora, y ese tiempo es el mismo segundo que hoy vive en la hiniesta del tiempo postrero. Hoy el tiempo ha cubierto su deuda, tu estrella y la mía han cruzado sus labios, los paralelos que fuimos convergen por fin en espaldas lunares. Ahora existimos, jamás podremos reclamarle al tiempo que nunca mutó la ilusión por caricias.
             El tiempo ha cumplido su parte… ahora todo está en nosotros.

Fausto Vonbonek.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Perfección

La perfección no es la dosis difusa de amor y
de aroma que anida en la flor sobre el huerto
secreto llamado paciencia.
La perfección no es el pétalo blanco que encuentra
en el negro botón carmesíes silencios.
La perfección llega así como el fiel colibrí que
propaga el amor entre rosas distantes.
La perfección es así como tal, como un suave
poema que lanza en su honda la roca del sueño.
La perfección es el roce de un ángel que obsequia
una luz en el párpado quieto de piel incansable.
La perfección es en sí un repicar de los seres de
luz y las cosas que mueven la sangre a otro cielo.
La perfección es sutil como un alba infinita que
sólo retorna en caricias de auroras.
Es como un mar que revuelve el murmullo en la
gema perfecta que aluza las sombras.

martes, 9 de diciembre de 2008

Flor de palabras


Camina la noche sembrando en silencio la voz del recuerdo
El propio silencio establece un idioma que duele al hablarlo
Duele decir la humedad de palabras que esculpen el beso
Todo es palabra
Las mismas estrellas son símbolos vivos diciendo poemas
Voy caminando en el suelo de sombras
No importa el esmalte que ostente la noche
El cielo aun soleado es un diario infinito
Las nubes no pasan en vano
Ellas absorben las letras que el ojo ha grabado en el cielo
A veces se van con sus senos cargados de lácteas sonrisas
A veces encallan en negros suspiros de piel innombrable
Lejos el viento revuelve en su escote tragedias de casas
Todo es palabras
Palabras humanas
Y es que una gota de luz disemina una vela en el agua infinita
Ella es el polen que engendra en la lluvia el cristal de la estrella
Suena el rumor del diamante febril que amamanta los techos
Los rostros
El ángel del árbol
Amanecer nos confiere un azul de improbable belleza
Un nuevo quizás tras el humo que espera otro oleaje del tiempo