martes, 30 de septiembre de 2008

Parpadeo gitano

¿Cuánto tarda un parpadeo?
A veces lo ignoro,
sólo sé que las cosas permutan,
nada es tal como yo lo observé en
el pretérito inmóvil.
Todo ha cambiado en un tiempo imposible,
la mesa es distinta, los cuadros son otros,
el libro me ofrece una página nueva.
Afuera la sombra es también salamandra,
finjo ignorar lo que pasa,
grabo la imagen en cada neurona,
cierro los ojos, ¿qué tanto?
¿cuánto tarda un parpadeo?
parto el segundo en mil tiempos,
y eso tardo,
sin embargo al abrirlos las cosas no son como antes.
El aire contiene otro aroma,
la luz se ha teñido el cabello,
la flor de aquel cuadro era un ramo de flores,
la copa de vino era un vaso vacío.
Evito mirar tu retrato,
te conozco de memoria,
¿pero y si fueses distinta?
¿si otro rostro te usurpara?
Mejor parpadeo en el espejo,
una, dos veces, tres veces,
siempre otra camisa, siempre otro poeta,
siempre otro bolígrafo y otro
milímetro más en mi barba.
Sólo hay algo que no cambia,
mi memoria,
la certeza de saber que al despertar
puedo ver otra vez
todo tal como estaba.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Deidades

NADA estaba en el lugar donde acostumbra a estar tu ausencia
Lo supe cuando vi lleno el vacío
Cuando vi a tu dios llorando rompiéndose en biblias
No pregunté porque no hablo con dioses y porque temí respuestas
Donde no pueda encontrarte
Lo vi recargado en el llanto invisible adorando reflejos
Auscultando los vestigios que pudieron conocernos
Quise ofrecerle un espacio en mi hombro mas no hubo el lenguaje
Las palabras con que abaten tus dolencias
Las palabras que pronuncian cuando sufren
Quise secarle una lágrima inmensa
Decirle palabras venidas de un pecho pero sólo soy un hombre
Un mortal que ellos desprecian
Un simple humano de huesos y sueños
Tuve una cuota de miedo
¿Qué hombre no muere mirado por dioses?
Por eso corrí sujetado a mi alma
Hoy sé que aquel dios le lloraba a tu ausencia
Tú no estabas ante el llanto de sus celos
Yo no estaba dispuesto jamás a olvidarte

jueves, 25 de septiembre de 2008

Caja de música


Mírate entonces
Deshojándote toda en ti misma en mis manos
Yo sosteniendo el otoño
Sujetando tus suspiros
Correteando tus labios revueltos de besos y
Pies infantiles
Tu aliento pequeño, distante, como caja de música nunca escuchada
Cómo no abrir la sensual bailarina
Ver en sus ojos la espada brillante
Ver la benigna silueta virar poesía
Cómo no abrir su mirada tan triste
Ya es plenilunio en el mes que más quiero
Ya el aire es silencio y te trae a mis brazos
No cierro los ojos, no vuelvo al olvido jamás un instante
Abro la caja de bosque y madera lejana
Cruje quizás el barniz o las hadas curiosas
La sombra del tiempo se monta en carrozas de lentos caminos
Canta el silencio sus odas más blancas
Vuelve la flor a dotarte de encanto
Abro la tapa y de pronto apareces
Nada transcurre a través de las almas
Arde en mil soles la música eterna
Todo es aroma y un rojo y un canto imposible
Ya no reacciono
Simplemente me pierdo en tu bosque lejano y me olvida el olvido

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Desvelo

Llevo el canto de los muros en el aura,
no le pregunto el horario a las sombras,
ellas son sombras y yo soy destino,
ellas sucumben y yo vuelvo al polvo.

Temprano el presagio remueve la sangre,
sólo que nunca es temprano, siempre soy noche,
siempre hay los grillos que amparan desvelos,
ellos murmuran y yo vuelvo al sueño.

Busco el camino de flores más rojas,
cierro los párpados y abro los pasos,
suelo sentir que camino otra vida,
ella se va y yo me vuelvo epitafio.

Siempre al final llego al techo acusante,
siempre estoy solo, siempre en desvelo, siempre,
pero siempre aparece tu cuerpo, siempre,
aunque no existas nunca ni estés a mi lado.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Relámpago negro



Yo que he tenido tu boca en mi boca
he sentido los siglos volverse ceniza.
Cierro los ojos y el fósil del río descubre
mis huesos atados al tiempo.
Cada pestaña pincela un halcón que
me lleva en sus garras, sólo así vuelo el
instante del beso. Luego me sueltas al
viento, abres tus ojos y aquella ceniza
regresa al relámpago negro.

Abro los míos y estoy bajo el piano,
todo es silencio, todo es espera.
Nada reclamo al mutismo en
sus teclas, nada, ni siquiera la gota de ti
que se estrella en mi frente y me esparce
de nuevo tu boca.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Firmar la derrota



¿Qué le diremos al sol cuando
encuentre el graffiti en el
agua del río?

¿Cómo vamos a enfrentar
la luna cuando ésta se canse
de arriar las mareas?

Ya no es suficiente una
flor esquivando la muerte
a mitad del concreto.

Ya no es un milagro una
rama con hojas en
postes de luz
ni el esbozo de Cristo
en las tiernas mazorcas.

Ya no es el momento de
vernos el rostro.

Es tiempo de hablar el
idioma del mundo,
llevarle una ofrenda,
y firmar la derrota.

martes, 16 de septiembre de 2008

Tras el rastro del cometa

La computadora se convierte en cosmos,
huesos y sangre en un viaje estelar de pantallas y mundos.
Ahí está la prueba, máquina inerme en neuronas ajenas.
Todo es bitácora en pausa, todo a excepción de la mente que
viaja en cohete al origen del todo.
Nada se escapa del polvo, nada,
ni el improbable futuro, ni los quijotes en plena vereda.
Polvo de vida, polvo infinito en efímeros cuerpos,
polvo de sueños, polvo que vuelve al lugar de su crimen.
Ahí está el embrión del latido acezante,
cabalgando como estrella, como tigre cautivo.
Sed, sed de saber y ostentar todo junto,
sed de asomarse a infinitos en celo,
sed de sentir la tibieza del mundo.
Esa es la esfera virtual que ha ostentado la espera,
no era la roca de arcanos, filosofal piedra inútil,
era la gema de estar en contacto,
ver el futuro auscultando el presente,
ser ave fénix de pronto y de pronto cenizas.
Ver todo en sí el corazón destazado,
ver la estampida de arterias y voces,
ese es el mundo de teclas y esencias,
letras y arrobas, fuentes y efectos.
No más carteros ni cartas profundas,
sólo el instante, sólo el perfume del nuevo segundo.
Es inaudito esperar el cometa, tarda mil vidas,
es preferible encontrar su guarida.
Ir a la Andrómeda en tren sin sus bielas,
salto al cometa y de vuelta a la estrella.
Big Bang domado, ruin ciclotrón de partículas lentas,
no más milenios, no más relojes con siglos de arena.
Cae noche a noche el alfil y el desvelo,
muere la Helena y el tiempo derroca.
El periscopio no miente,
lejos, muy lejos y entonces el grito,
Apocalipsis cercano, viento vibrante
cielo esculpiendo el Enola inminente.
¿Qué hacer entonces?
Sólo saltar hacia el cosmos,
ir al garete en el franco universo hacia el puerto del polvo,
polvo lunar bajo el ojo del sueño,
polvo de miel y pantallas genuinas,
polvo bendito, polvo de cartas lejanas,
polvo de tierra en la playa existencia.
Posdata: Debo escribirte un e-mail y decirte, Te quiero.

jueves, 11 de septiembre de 2008

¿Para quién la Poesía?

         Hace unos meses me sucedió algo curioso, trabajaba en un poema, ese tipo de poemas que convierten al poeta en una especie de esquimal en el borde de un hoyo pescando una letra, una foca o de plano nada. A lo lejos merodeaba el rumor de un partido de fútbol, no me distraía ni me entusiasmaba, pero algo pasó de repente que me hizo prestarle atención y olvidar un momento aquel verso inconcluso. Debió de existir una cierta proeza en el juego que provocó una solemne expresión que colmó mis oídos. Dijo así el comentarista: “¿Quién dijo que para hacer poesía se requiere de un poeta, de una pluma y de una hoja de papel? A veces sólo se requiere una pelota en las piernas de un genio para que escriba un poema en las redes contrarias” Ya no recuerdo que tanto avancé en mi poema ni el resultado del juego, pero recuerdo perfecto mi rostro pasmado al oír sus palabras. No era sólo aplaudir la locuaz ocurrencia, era encomiar la secuela que causa, la gestación inherente de un efecto dominó instantáneo. Porque en ese mismo instante en algún punto del mundo las manos prodigiosas de algún cirujano escribían poesía en el cuerpo de un niño con su corazón abierto pintando de rojo un quirófano frío. Porque en ese segundo en un cuarto modesto un austero pianista escribía con sus dedos un suave poema capaz de cubrir de oropel las precarias paredes. Porque en ese justo instante un nombrado arquitecto trazaba un poema en plano imposible de un sueño de luz, de concreto y cristales. Porque en un rincón del mundo en la gota de tiempo un pintor afamado firmaba en su lienzo el poema buscado por años. Porque al desvelo del mismo segundo un autor de novelas gestaba por fin su obra cumbre que abría de sitiar a su prosa de versos. Porque era seguro que en ese momento en un sitio apacible una joven fructuosa escribía poesía al compás de un teclado brindando respuestas a miles de gentes tan sólo por gusto y placer de servicio. Porque sin duda en cualquier continente, en el lugar más oculto, bajo el control de las manos más mustia o más refinadas un prominente poema estaría en su proceso. Quizás en algún repostero que adorna sus tartas, en un chef curioso que encuentra el platillo jamás antes creado, en una escultora que engendra en la arcilla una efigie sublime, en un hortelano que poda sus flores, en un periodista que cubre una guerra, en un pacifista que expone su vida al postrar sus ideales enfrente de un tanque, en una enfermera que limpia una herida infestada, en un artesano que ilustra sus jarros, en una caricia que dice mil frases. En toda creación que estimule el sentido y que anegue de luz el espíritu humano se encuentra el poema. Pero también el planeta y en el vasto universo están confinados de versos gloriosos. Sé que suena cursi y bastante trillado pero ¿acaso una aurora no es verso de luces? ¿acaso el silencio de un cielo estrellado no causa un espasmo? ¿acaso el rugido de un mar infinito no causa un temblor en la arteria del alma? La poesía es en sí la creación que enaltece creaciones. La interacción de lo vivo y lo inerte. La plusvalía del sentido.
          Cuánta razón pronunció el narrador del partido, porque quizás enunció sin la plena conciencia una clara denuncia: Exista o no exista el poeta o la tinta, la poesía está presente y se escribe a sí misma. Ella es quizás la otra cara del tiempo, la faz de una luna unicornio que sólo se observa y jamás se posee. No hay la patente de corso que de inmunidad ni franquicia en los versos. No hay pergamino exclusivo. No hay la merced que delegue el papiro que diga ella es mía. Pobre de aquel o de aquella que aspire a enclaustrarla; la poesía ciertamente estará en su velorio y después seguirá su camino.
         A ti cirujano, a ti repostero, a ti novelista, arquitecto, pianista, escultor, periodista o taxista o cualquier ser humano. A ti van los versos, a ti va el poema que ronda en tus huellas. Hay millones y millones de personas, por eso hay millones y millones de poemas. Pero no los busques todos, busca aquel que a ti te busca, el verso soñado, el verso imposible, el verso mortal que extermine el abismo y lo colme de ensueño y también realidades. Para ti nació Hernández… Neruda… Machado…Darío. Para ti escribió Nervo…Sor Juana…Velarde… Sabines. Para ti vivió Paz… García Lorca…Walt Whitman. A ti son los versos del mundo que pasan así como Octavio lo dijo: Como relámpagos que llevan en el pico pedazos de tiempo todavía vivos.

martes, 9 de septiembre de 2008

Despertares


Esperar otra vez despertares del hielo,
ser núcleo en silencio como átomo en tumba.
Así es este efluvio de infestas banquetas,
mareante, invidente, total noche en hierro.

Ay, cuánto miedo a los párpados fijos,
sueños enerves, miel mortecina.

Ay, cuánto miedo a encontrarse con nada,
templo en cenizas, besos deshechos.

Sentir la llovizna esculpiendo el techado,
después los martillos, después el silencio de
un siglo tras otro.

Ay, si al abrir nada encuentran los ojos,
ni un bosque frío, ni una guitarra en burbujas de
estrellas.

Ay, si estas manos no encuentran sus manos,
ni un solo verso, ni un cosmos muerto pudiera
salvarse.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Splendôris

De la mano del verso encontraste tu herida
La asamblea del estigma
Gotas de luz desprendiendo del pecho
Lux
Lûminis
Lûcis
Lumière

Társicas gotas de un átomo claro



Qué siente el abismo en sus últimos fondos
Coagulación de nostalgias
Piedras de tizne esparcidas por nadie



Calla tan sólo el cimborio ya muerto
Nada renace si no hay las palabras
La oscuridad borra el énfasis diurno
Darkness
Tenebrae
Oscuritè
Lˈoscurità

Brunas manzanas dispuestas al duelo

domingo, 7 de septiembre de 2008

La flor y la estrella

Pidió aquella flor un deseo insostenible,
llevarse una estrella,
cerrarse en su oruga y cundir de preguntas al astro invitado.
¿Cómo se observa de allá desde arriba?
¿Cómo vivir sin sembrarse en la tierra?
¿Cómo vivir sin el agua?
¿Dónde se van cuando el sol reina el cielo?
¿Dónde comprar unas alas que asciendan?
Deseaba ser ave o insecto volátil,
tal vez catarina o paloma o cualquier mariposa,
cualquier ser con alas.
Y así se durmió en su botón de ilusiones,
y entraron eclipses de azul madrugada.
Durmió entre su aroma abrazada a su estigma,
soñó en sus estambres inciensos de estrella,
Y despertó de su sueño al doblar de la aurora,
luego lavó sus mejillas con aire y rocío,
dio la total libertad a sus pétalos amplios.
Fue entonces la sombra, la súbita sombra,
no vio el colibrí con su espada nociva,
ninguna advertencia, ningún viento heroico,
sólo sintió el corazón astillado de muerte,
toda su sangre perdió en un instante,
luego rezó la plegaria de flores, sintió mucho sueño,
más sueño que nunca, más miedo que siempre.
¡Oh, edén de las flores, mis pétalos toma!
dijo la flor y emprendió hacia la muerte.
Pero no estaba muerta ni estaba sangrando,
aún tenía el alma y corolas doradas
¡Estaba volando!
Estaba prendida en las manos del viento.
Vio su jardín alejarse en sus ojos,
vio otros jardines perderse a lo lejos,
vio los tejados, las calles, las casas, los hombres.
Vio el campo de pronto y las líneas inmensas,
vio el mundo a lo lejos, vio nubes de cerca.
Estaba en el aire sujeta a la espada,
cruzaba paisajes, praderas, ciudades,
aquel colibrí la llevaba en el néctar,
el dulce divino, la luz de las flores,
el alma revuelta en las crines del aire.
Aquel colibrí era su sueño, sus alas,
su cielo estrellado.
Y así el colibrí descendió de las nubes,
cruzó aquellos cuadros que el hombre diseña,
y en otro jardín con botones lozanos,
sembró en flores nuevas la flor soñadora.

viernes, 5 de septiembre de 2008

El error de Obama

Como buen militar John McCain esperó en su trinchera de forma paciente, dejó al enemigo acercarse hasta ver su silueta en la lente del rife y sin más disparó. Ahora la bala se encuentra viajando hacia el cráneo de Obama y si nadie interpone un ladrillo o milagro será inevitable que el mundo contemple la prolongación terrible de un esquema yankee que apuesta a perpetuar el miedo a través de un gastado libreto que utiliza al terrorismo de pretexto para invadir y saquear y exhibir que ellos son y no otros los humanos facultados a amparar este planeta de los bárbaros ateos o los crueles musulmanes. Debo admitir que este texto ha iniciado con una metáfora cruel que utiliza el belicismo como imagen, pero así lo he decidido porque quiero a la vez exponer la frialdad de un país que aun envuelto en un conflicto se atreve a ignorar la cordura y con todo sarcasmo produce películas de chistes con el tema de guerra. Y sé perfectamente que lo cómico es versátil, necesario y consecuente. Nada tengo contra el mar de carcajadas que origina el humorismo, al contrario, sé que reír es un bien natural y un reflejo del alma que reavive y purifica. Siento que el mundo sería diferente si los humanos practicáramos la risa como norma religiosa. Hay chistes y bromas de todo y por todo; Chaplin mismo hacía mofa de Hitler en pleno conflicto; pero igual se hacen chistes de Cristo y de Dios y rabinos y curas y monjas y papas romanos. Nadie anda huyendo de oír un buen chiste. Sólo que elijo leer o escribir un poema o pasar unas horas aprendiendo htlm que asistir a una sala a reírme de un tema que envuelve un concepto con el cual no simpatizo. Y sé que me expongo a esos seres que dirán que soy arcaico o que pienso de forma ridícula y cursi, pero poco me importa porque debo ante todo respetar mi poesía. ¿Cómo reírme de aquello que denuncio en “Belicismo”? ¿Cómo poder carcajearme de eso mismo que evidencio en “Sueños Muertos? Y además preguntaría si ya estamos listos también para hacer mofa inmensa del efecto planetario que derrite los polos y engendra huracanes. ¿Cuánto falta para ver en cartelera la fogata bajo el mundo y el irónico rostro del actor hollywoodense contemplando a sangre fría Nueva York bajo el Atlántico? ¿Qué viene después si ahora mismo le entregamos el futuro de los hijos a la risa? Si eso causa una sonrisa desde luego no es la mía.
America latina debiera por fin entender que la unión de arquetipos y modelos ejemplares de gobierno son los únicos caminos del progreso. Es momento de que cada país de habla hispana despierte al vecino y se forje una unión infalible que combata la miseria y el vicio arraigado de aceptar las ordenanzas de un país que no comparte ni el idioma ni la intención de sanear el presente. Es momento de hacer una pausa a la risa y mirar el contexto. Hoy Europa nos enseña su intríngulis sacra, la manera inexorable de sanear su economía y así vislumbrar otros ámbitos ya imprescindibles: la abolición del petróleo como fuente principal de combustible, la sanación de una atmósfera ya corroída, la difusión cultural sin escalas, la creación de una moneda emancipada de fronteras. Latinoamérica tiene un adeudo infinito, pero no con Estados Unidos, sino con sus héroes muertos y sobre todo con su propia gente.
Hoy America del Norte se encuentra cerrando sus filas, paradójicamente globaliza el mundo, se ríe de la guerra y se atreve a decir que es “mandato de Dios”. No es secreto que su guerra es acampar sobre el petróleo, no es secreto que mantiene el puño fuerte en el cuello de un México ya en cataclismo. Cuando un presidente dice una barbarie que desnuda todo, siente uno deseos de inmediatamente arrancarle la banda de un pecho que no la merece. Y sin duda surge la palabra espurio, y aparece también la expresión de pelele, y se exalta cada artículo asombroso que publica Manú Dornbierer con la vil realidad mexicana. Haber antepuesto a McCain por Obama a pesar del apoyo de millones de expatriados constituye una traición al inmigrante. Pero qué puede importarle si el plan se fraguó mucho antes. Sin disparar una bala, sin invadir Cantarell ni ensuciarse las manos se encaminan como hienas a quitarnos el petróleo.
Barak Obama debió haber sumado en lugar de restar los millones de votantes que sufragaron por Hillary Clinton. Ahora Joe Biden surge en medio de un destiempo que no fortalece al Partido Demócrata ni aun sumando al donaire de Obama su gran experiencia. Alguien evitó tras bambalinas que Clinton y Obama fraguaran equipo, quizás ella misma como forma de despecho, o tal vez Obama pensó que pudiera opacarlo. La verdad permanece perdida, lo que salta a plena vista es el hecho que McCain no titubeó, disparó su mejor bala: Sarah Palin. Ahora a temblar todo mundo, porque lejos de ser invisible como lo fue por ocho años Dick Cheney ― mismos que dedicó a enriquecerse de manera sanguinaria ―: está mujer es visible, peligrosa y contundente.
Sarah Palin reúne todo: esplendor, juventud, atractivo, elegancia, gallardía, oratoria, y un perfecto lineamiento de seguir linchando al mundo. Y vaya que aplaudo los ascensos femeninos en cualquiera de sus múltiples aspectos, de hecho vaticino que serán las mujeres quienes forjen la esperanza del mañana. Pero hablando de Palin no puedo cegarme, ya hay quienes la han comparado con Margaret Thatcher. Preguntémosle a Argentina su opinión del thatcherismo. Preguntémosle a los restos de la Unión Soviética como ella y Reagan la desvencijaron. Preguntémosle a la actual Europa quién se opuso con toda su fuerza a la implantación del Euro.
Sarah Palin requirió minutos para encantar a millones de conservadores que gustan reír con películas bélicas, pero ― y aquí el contrapunto ― también hipnotizó a los liberales que aún no perdonaban a Obama por el descalabro propinado a Hillary.
La ambición no es un pecado, y es incuestionable que Palin ostenta de ella una dosis pasmosa. John McCain y Sarah Palin representan a aquellos que creen sin ningún titubeo que Irak era en sí una amenaza inminente. Y no son un puñado de personas, son millones y millones de votantes. Ellos ahora encabezan al conjunto de gente que sueña con un muro enorme que evite la cascada de indocumentados; claro que a excepción de quienes limpien sus albercas, cocinen sus platillos, tiendan su cama y les poden el pasto. Y ese conjunto de gente también son millones.
Muchas madres de familia ya han quedado deslumbradas ante una mujer que ha sido aclamada como “hockey mom” (la versión alascana de la frase “soccer mom” que alude a las amas de casa de la clase media que llevan a sus hijos a los parques y a los juegos de fin de semana de futbol.) Esa es Sarah Palin, patriota a carta cabal, triunfadora innata, madre de cinco hijos, defensora del modelo y el status superior americano.
Ha sido ganadora de concursos de belleza, por su osadía deportiva fue apodada como Sarah “Barracuda” y en un campeonato escolar de baloncesto anotó aun con un tobillo fracturado el tiro libre con el cual obtuvieron el triunfo. Gusta de la caza y pesca, asiste a la iglesia Pentecostés y ahora contiende a la vicepresidencia de Estados Unidos haciendo mancuerna con un hombre que todos conocen como héroe de guerra.
Ella es la bala que viaja hacia Obama, una bala fulminante de carácter. Cuán idóneo hubiese sido presenciar una elección con dos parejas de sexo distinto. Quizás en un mundo perfecto la fórmula óptima hubiese sido la de Obama y Clinton, pero el mundo de ahora nos exhibe de forma violenta sus imperfecciones.
“Recen, recen, ― dijo Sarah Paulin a los misioneros de su Iglesia ― recen para que se apruebe la ley que permita que atraviese por Alaska un oleoducto.”
Ahora el planeta le reza a los osos polares, los humanos como quiera que sea se entretienen mirando películas bélicas.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

A la sombra de los libros

Cuando tu mano me tome,
cuando la puerta sea nuestra
y se cierre apartando lo ajeno.
Cuando el mundo quede adentro,
tú y yo solos,
haremos el amor frente a los libros,
lentamente,
como leyendo las hojas cerrando los ojos.
Nos besaremos en cada palabra,
lentamente como el libro más sublime.
No habrá ese frío arrobando en tus uñas
el yugo divino que surque en mi espalda
oropeles de avena.
Procuraré leña y versos que tibien tu boca
y curruquen su amor en mis álgidos labios.
Sí habrá soledad porque soy solitario,
y porque en cada suspiro comparto un
poquito mi mucho vacío. Tú prestarás
soledad a la mía y serán soledades que
atemos tú y yo a un ave fénix inmune a
volver de sus propias cenizas.
Tendré vino tinto amurado a la espita
en su idílica añeja de abrir y librar colibríes
de la jaula escarlata de gris corazones.
Tendré tango eterno que erija un Tzompantli
al burdel de mi pecho de dios orillero.
Habrá tu sonrisa en descorcho de abrazos
pero antes habré de pintar la pared con tus
sueños variando el matiz con mi aroma de letras.
Pescaremos los dos las lejanas palabras
que van río arriba al desove del miedo,
ahogaré tus angustias cerrando mis puños
y luego al abrirlos verás en mis huellas
castillos de rosas.
Serás toda libre envidiada gaviota,
serás luego esclava del beso profundo,
la eternidad... que tú quieras.