miércoles, 29 de julio de 2009

Equilibrista





Suelo ser apacible,
recordar sufragar una risa en algún punto medio de
un día que despierta prometiendo todo y de pronto
está muerto.
Aun así, sobre el día que fenece, bajo el cielo de
un dios prometido por muertos, es casi posible
atisbar un retozo en el karma aún dormido.
Contemplar por segundos la chispa hilarante asediando
las calles.
Conocer de antemano que toda esa intriga buceando en
el aire no escapa jamás al gravamen de un sueño.
Esto es en sí el equilibrio en el diáfano aliento,
el saber que en las gradas azules las nubes no heredan
un hálito humano en la soga que adhiere el temblor de dos polos,
recorrer paso a paso la orgía de la muerte y
sentir su caricia, su aplauso, su tregua infinita.
Soy apacible en la holgura del cielo, soy apacible si
existen gaviotas y graznan su aceite en el llano sin patria,
un vendaval donde todo es infame, todo, salvo este
resquicio de luz que se escapa de un todo podrido en
las cosas de un mundo agrietado al final de mis ojos.

jueves, 23 de julio de 2009

"EL OTRO"



Excelente video que muestra la noción de El Otro,

un concepto Borgiano exquisito.
(Antes de correrlo por favor desactiva la música)




GEMELOS BORGIANOS

Sí, Jorge Luis,
te encontraste a ti mismo habitado en ti mismo,
te dejaste llevar de la mano por sombras que fueron tus sombras.
No pisas las hojas, tus pasos sostienen las letras que caen de la
tierra hacia un cielo carente de tiempo.
Cada palabra que roza tu traje desteje un camino.
En tu silencio amanece el arrullo de un sueño durmiendo,
él es ese espejo empañado de tiempo, él es ese joven,
el hombre imposible, el anciano, el Borges sin truco,
el criollo glorioso a merced de un bastón anudado a la niebla.
El laberinto tiene hojas de espejo, en ellas ya no hay minotauro,
ya no hay sino tigres, orientes, Simbad de capullos y el héroe impedido a
llegar al final de una historia inconclusa.
Sí, Jorge Luis, eres tú mismo en tus propias palabras.
Porque cómo se puede escapar del oscuro magneto una vez que ha
infestado el metal de la sangre.
Aún espera por ti la lozana palabra en la banca alojada detrás de
tus ojos.
Él es el fantasma y la fe de tus Dantes, él es el corcel de las mil y un
deidades que en ti se persignan.
Te encuentras sentado sin ver que un oleaje retorna el pensar que
jamás supusiste, ese vaivén de horizontes también es el joven que
escribe sin tregua.
Sucede que tú das inicio al poema y él viene partiendo del último punto.
Pero ambos son verso, los dos son califas, derviches del verbo y del
velo del tiempo.
Aquello que sueñan tus noches lo sueñan sus días y así hasta la aurora.
Sí, Jorge Luis,
dirán que inventaste ese sueño ignorando al zorzal que cantó en tus palabras.
Yo sí te creo, Jorge Luis,
y te creo porque a diario camino el brutal laberinto buscando a ese yo que
el Heráclito oculta.
No hay truco ni espejo, eres tú conversando contigo en Alephs de memorias.
Nada le debes al hombre inconcluso que inmola en su sueño el placer de
dos sueños.
La realidad parpadea en ocasiones hundiendo en la duda una ignominia ciega.
Yo sí te creo, Jorge Luis,
porque sólo tú mismo precedes en ti la amplitud de tus libros,
porque tú si encontraste en tu sombra el orgasmo del agua,
porque únicamente tus ojos marchitos comparten la dosis de amor que otro
sueño reescribe en tu misma mirada.

Fausto Vonbonek

miércoles, 22 de julio de 2009

Amantes de Sumpa






Llegará una noche, mi amor,
en que ella misma, la noche y
su usual desenfreno nos abra
las tumbas buscando agobiada
la orgía que otra noche inhumó
entre los siglos.

Dispondrá del trascabo en sus
manos oscuras, es tan negra la
noche, son tan pesados sus
dientes de acero en las almas
de niebla.

Por qué no aceptar simplemente
el cerrar las miradas, sortear
cada verso en el tiempo y
quedarnos los dos dormitando en
un cuerpo.

Pero nunca seremos la paz de
un sepulcro ni mil cruces juntas,
porque siempre deseamos ser
ave que llega, reposa un instante
ante el mar en reposo y se marcha
al edén donde apunten sus alas.

Que ingenua será su mirada al
posar su caricia en dos rosas
ausentes: tu rosa adherida a tu
pecho entre rosas aún vivas,
y la mía, mi rosa bermeja,
mi rosa gitana empuñando en
su mano una espina enclavada en
la oscura garganta.

Porque ya no estaremos, mi amor,
porque no habrá estertor ni color en
las cosas que acalle el murmuro en
la boca del cielo.

La oscuridad no podrá contener su
arrebato invisible, una estocada será
suficiente, no somos verdugos, no
somos heraldos de oscuras venganzas.

Somos el único tango después del
portón donde el baile no existe, somos
la almohada en la cama del tiempo,
somos los ríos enramados en un solo
brindis con todas las copas y todos
los labios.


Tal vez un grito será el caminante,
el hombre del puente que anude en
sus pasos la sombra y disuelva en
sus ojos la luna que un día alojó
a los amantes que fuimos y aún
somos aquí en esta tierra de polvo,
palabras, y rosas aún rojas.

martes, 21 de julio de 2009

Agonía


La agonía de
los vivos
cabalga en
fantasmas que
el eco dibuja
en un lago
incapaz de
mojar su
epidermis

Ella es ese
grito que
habita una
gota de
sangre en
los días
del futuro.

La estepa
que el tiempo
cobija en la
sombra debajo
del humo y
la eterna
campana.

viernes, 17 de julio de 2009

Equipaje

Dejaré tras de mí aquellas cosas que nunca existieron,
dejaré en los silencios palabras terribles,
dejaré en el anuario los meses sin uso,
dejaré tres deseos postergados rodeando la hoguera,
dejaré a las palomas las migas del pan cuyo aroma jamás me
llevó hacia sus trinos.
Dejaré mis nostalgias trotando sin dueño,
dejaré al Odiseo sin su Itaca.
Dejaré en mis maletas antiguos otoños,
dejaré en mis camisas la flor que estampó cada ramo en
tus ojos.
Dejaré el arlequín sonrojado en sus sombras.
Dejaré en nuestro álbum las fotos que el tiempo tomo de nosotros.
Dejaré las siluetas atadas al siglo.
Dejaré tu mirada en el riel de mis ojos.
Dejaré el caracol con los vientos alisios cantando en su fondo.
Dejaré este poema y mil otros velando en tu oído el aroma del hombre.
Dejaré de ser hombre y seré sólo verso.

lunes, 13 de julio de 2009

Poesía Aerodinámica

Mi mejor
poema
lo escribí
ante el
viento.

Por eso
no llegan
a ti
mis palabras.

domingo, 12 de julio de 2009

Oda al agua

En el centro del sol
una gota de ti simboliza universo.
Eres azul porque lavas en ti las
cesáreas del cielo.
Pero también eres clara como
agua divina.
Eres lozana substancia que logra rendir el
insomnio en la roca y cubrir de caricias
la novia en tus fondos.
Eres heraldo del ángel dormido en las
algas azules.
Vences el fuego asfixiando serpientes.
Das a las olas sus óleos de espuma y
después las revives y en ellas reencarnas.
Únicamente tu boca ha besado el amor que
ha dormido en tus ríos.
Eres la gota de tinta que inventa un
idioma en los átomos ebrios.
¿Cómo nombrarte sin luego decir que existí en
tu placenta?
De un hato de estrellas desciende tu aliento al
orgasmo del brillo, porque en ti cada nube ha
engendrado el vapor que socava el infierno.
Agua te nombro y te nombras tú misma.
Agua de Asbaje, agua de luz, de marfil,
de moliendas.
Agua extranjera, agua de Europa, de Dios,
de mil pozos.
Inalcanzables tus piernas bordean el encierro.
Toda tu piel es de tersa escafandra al
amparo del tiempo.
De hielo es el sueño de un Circe en silencio que
ostenta guardarte.
Un duelo de perlas diamantan tus ojos.
El sol siembra en ti sus luciérnagas rotas.
Tú te deshielas en fábulas blancas que aprenden
las letras que irán a ser lluvia.
La historia te exhala en un geiser de niebla y entonces
compartes tu libro de abismos, de monstruos,
de barcos hundidos.
¿Qué mascarón pinta el árbol flotante en la sombra del
cielo?
Abres desnuda tus brazos y das luz al hombre en
lejanos orientes.
Bañas en ti el horizonte en desalma y lo instruyes la
noche en que enciende sus venas.
Inmaculada tu voz de sirena hipnotiza los vientos.
Alzas tu mano y ordeñas las ubres que oculta la luna.
Tienes prudencia de sólo mamar una pinta de estrellas,
porque basta una gota de súbita leche y despierta el
dragón cuyo aliento es la hornilla que cuece agua nueva.

lunes, 6 de julio de 2009

Gota de lluvia


Toda gota de
lluvia al caer
resquebraja un
secreto.

Sólo escapa un
murmuro que
a penas confiesa
una letra marina.

jueves, 2 de julio de 2009

Osarios de olvidos



Al recorrer
los raudales
del fuego
las únicas
cruces que
no se incineran
son las que
guardan los
restos de
aquellos olvidos
que fueron
promesas por
toda la vida.