domingo, 7 de marzo de 2010

JURO QUE UN DÍA UN MAHATMA HABITÓ ESTE PLANETA


JURO QUE UN DÍA UN MAHATMA HABITÓ ESTE PLANETA:

Lo declaro aquí: yo mismo desearía no creerme. Pero tengo demasiada convicción. Amo a la vida y anhelo dejar un planeta mejor que el planeta que hoy roza mi vida. Sinceramente quisiera tener la certeza de que esas antenas de Alaska propagan la vida y no muerte.

No me he basado en videos anodinos ni en pruebas triviales, hay cientos y cientos de pruebas, documentos que no deben ser ignorados. Tengo la fortuna de ser allegado a quien es la mejor periodista de México, y ella misma me confirma todo.

Hoy en mi poema “Chile Mon Amour” explayo el motivo primario que lleva a activar esa arma. Siendo objetivos sumamos el mismo consenso: el del bienestar del mundo. El del bienestar de Chile, de Haití, de otras patrias.

Todos estamos muy cerca del filo sutil que divide creer que La Tierra produce estos golpes o es consecuencia del hombre y su sed perniciosa que ya ha rebasado por mucho el respeto adeudado a La Tierra. Y en realidad tanto la hemos ajado que hoy cobra con creses el basto descuido a que ha sido sujeta por siglos. Pero también (y aquí es donde está el punto clave) no debemos verter a ningún saco roto que existe evidencia ¡y muy seria! que debe esparcirse, pero más aclararse, y más sobre todo enfocarse en sanear este mundo.

Barak Obama jamás mereció el Premio Nobel. Este no le fue otorgado por sus cualidades ni sus referencias, sino para sofrenar la inercia heredada de un Bush patológicamente marcial y perverso. Un imbécil en todo sentido que fue reelegido al lavar los cerebros de un pueblo invadido de miedo que nunca entendió que llevaba al poder a un brutal enemigo del mundo. El Nobel fungió como un simple mensaje de hartazo, un: ¡Ya basta! expresado con tiempo, una forma piadosa ―y desesperada― que el mundo encontró para así fecundar la consciencia del nuevo jerarca que desencantado recibió el tributo. Desafortunadamente el laureado estandarte no ha sido siquiera la sombra de un brioso denuedo por contrarrestar el rumbo. El distintivo pasó a ser olvido, una simple estadística que mancilla la estirpe del premio.

Lejos estamos de lideres reales, de un Mahatma Gandhi, de un Luther King, de una Madre Teresa.

Hoy la bazofia ha llegado al poder y bazofia reparten. Así que decido creer, porque no entregaré mi sapiencia a las hienas. Me rehuso a ignorar circunstancias palpables. Si me equivoco será un yerro humano enfocado hacia el bien.

Así que hoy por hoy yo me encuentro en el lado que apunta a que Haarp debe ser anulado, previamente desenmascarado.

Lo Reitero de nuevo: no se han instaurado las visitas guiadas ni abrirán sus archivos al mundo. Para ellos es sólo activar un botón previa orden de un grupo de seres bazofia.

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