Aquí,
mi amor, frente al mar,
¿Qué te puedo decir que estás olas no digan?
Toda esta boca de espuma humedece el murmuro,
yo callo entonces para que sólo una voz, no la mía,
te diga poemas que vienen de lejos, muy lejos,
allá donde fueron y nunca volvieron los besos,
los barcos.
Cuánto infinito contiene el oleaje,
cuánto rumor llega acaso un instante y regresa a los siglos.
Ésta, mi amor, es la voz de ese Dios en quien creo;
y ahora te observo y me guardo ese beso,
pero sabe este mar que ha tocado tus labios
que aquí es terremoto en mi oleaje profundo.
Fausto:
ResponderEliminarYa te lo pregunté una vez: ¿cómo se agradece la belleza? Mi afecto. Clarice.
No tengo capacidad de discernir entre verso, poema o prosa pero si tengo muy claro que tienes un don especial.
ResponderEliminarHablamos siempre de blogs, diseño y cambios de imagen y eso está bien pero hay algo muy importante, divulgar la existencia de tu obra, esparcidla por todas partes.
Que todo el mundo se emocione leyéndote y viviendo en su persona cuanto sientes y dices.
Guardar un tesoro en una cajita pierde todo su valor ;)
Abrazos.
Cuanta pasión!!!!
ResponderEliminarEste poema es de esos que uno recrea y recrea en la mente, mientras espera con ansias locas la hora del encuentro...pura pasión contenida!
Un beso, Martaeugenia
Hipnotiza el mar, abraza, enajena... también tus palabras, como mar de olas profundas.
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