Pidió aquella flor un deseo insostenible,
llevarse una estrella,
cerrarse en su oruga y cundir de preguntas al astro invitado.
¿Cómo se observa de allá desde arriba?
¿Cómo vivir sin sembrarse en la tierra?
¿Cómo vivir sin el agua?
¿Dónde se van cuando el sol reina el cielo?
¿Dónde comprar unas alas que asciendan?
Deseaba ser ave o insecto volátil,
tal vez catarina o paloma o cualquier mariposa,
cualquier ser con alas.
Y así se durmió en su botón de ilusiones,
y entraron eclipses de azul madrugada.
Durmió entre su aroma abrazada a su estigma,
soñó en sus estambres inciensos de estrella,
Y despertó de su sueño al doblar de la aurora,
luego lavó sus mejillas con aire y rocío,
dio la total libertad a sus pétalos amplios.
Fue entonces la sombra, la súbita sombra,
no vio el colibrí con su espada nociva,
ninguna advertencia, ningún viento heroico,
sólo sintió el corazón astillado de muerte,
toda su sangre perdió en un instante,
luego rezó la plegaria de flores, sintió mucho sueño,
más sueño que nunca, más miedo que siempre.
¡Oh, edén de las flores, mis pétalos toma!
dijo la flor y emprendió hacia la muerte.
Pero no estaba muerta ni estaba sangrando,
aún tenía el alma y corolas doradas
¡Estaba volando!
Estaba prendida en las manos del viento.
Vio su jardín alejarse en sus ojos,
vio otros jardines perderse a lo lejos,
vio los tejados, las calles, las casas, los hombres.
Vio el campo de pronto y las líneas inmensas,
vio el mundo a lo lejos, vio nubes de cerca.
Estaba en el aire sujeta a la espada,
cruzaba paisajes, praderas, ciudades,
aquel colibrí la llevaba en el néctar,
el dulce divino, la luz de las flores,
el alma revuelta en las crines del aire.
Aquel colibrí era su sueño, sus alas,
su cielo estrellado.
Y así el colibrí descendió de las nubes,
cruzó aquellos cuadros que el hombre diseña,
y en otro jardín con botones lozanos,
sembró en flores nuevas la flor soñadora.
Mil gracias Fausto.
ResponderEliminarFausto, para mí esto es una bella metáfora de una crisis. Se muere a una "realidad", a lo acostumbrado, para nacer a otra, muchas veces cumpliendo nuestros sueños. Morir para renacer. Mi abrazo. Clarice.
ResponderEliminarSe me eriza la piel cada vez que lo leo.
ResponderEliminarSí Fausto, desde ayer por la noche lo estoy leyendo, con toda la intención de aprendérmelo,
se deja recitar en voz alta y con todos los matices que la misma voz le dé.
Lo escuchas en tu cabeza? Yo también, me suena y me da vueltas, y me recuerda cuando adolescente, declamaba para mis amigos en tono lírico, en tono jocoso, en tono dramático o de misterio, los diversos poemas de los diversos géneros, pero solo los que me gustaran.
Y ahora siento esa necesidad de nuevo, pero solo frente a este poema, los otros todos me gustan, pero para mi, ves la diferencia del sentir?
Todo lo que transmite tu poema, vida, anhelos de vivir, trascendentalismo de la vida, todo me llega.
Eres un autor muy profundo, a pesar de tu corta edad y de los tiempos insulsos que vivimos.
Te reitero mi admiración. Besos, Marta Eugenia.
Bravo! me gusto el poema, los sueños no siempre son imposibles
ResponderEliminarYo también volé con este poemacuento... me transportó a ese tiempo en el que no perdonaba una noche sin historia que escuchar, para dormirme. Me sentí arropada por los pétalos de tu flor aventurera, y volé con ella.Yo también quiero no una, sino mil estrellas, y también experimento, como ella, un vuelo arriesgado con mis propias y, todavía inexpertas, alas.
ResponderEliminarGracias por esta historia con instrucciones para volar.
Lilyán