martes, 9 de septiembre de 2008

Despertares


Esperar otra vez despertares del hielo,
ser núcleo en silencio como átomo en tumba.
Así es este efluvio de infestas banquetas,
mareante, invidente, total noche en hierro.

Ay, cuánto miedo a los párpados fijos,
sueños enerves, miel mortecina.

Ay, cuánto miedo a encontrarse con nada,
templo en cenizas, besos deshechos.

Sentir la llovizna esculpiendo el techado,
después los martillos, después el silencio de
un siglo tras otro.

Ay, si al abrir nada encuentran los ojos,
ni un bosque frío, ni una guitarra en burbujas de
estrellas.

Ay, si estas manos no encuentran sus manos,
ni un solo verso, ni un cosmos muerto pudiera
salvarse.

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